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Channel: Comentarios en: Los traductores de Crimen y castigo, de Dostoievski
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Por: Paquito

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Hola,

No puedo valorar otras, pero acabo de terminar la versión de la editorial Juventud (traducción de José Fernández) y me ha encantado. Formato bolsillo, letra muy pequeña (o mejor, presbicia muy grande) y 543 páginas. De la obra en sí, qué decir, fascinante es poco, tanto que deberían otorgarle el Nobel de Literatura a título póstumo.

Saludos


Por: Paquito

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Soy yo, nuevamente…

En mi opinión, el hecho de que la traducción no sea directa del ruso no es, necesariamente, un menoscabo. Algunas de las que has expuesto, directas del ruso, dejan bastante que desear.

Saludos.

Por: Unomás

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Me uno a la recomendación sobre la traducción de José Fernández, también directa del ruso. Es sublime.

Por: Antonio Carvajal

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Hasta ahora no me había leído este libro y por fin lo voy a hacer. Qué traducción me recomiendas?? gracias

Por: Alejandro

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LA MEJOR TRADUCCION QUE HE VISTO ES LA DE F RAMON G. VAZQUEZ, LAS DEMAS QUE HE VISTO NOS E PARECEN EN NADA, ME RESULTAN DEMASIADO FLORIDAS Y PALABRAS RIMBOMBANTES. PERO ES DE 1966 Y DIFICIL DE ENCONTRAR

Por: Nuria Viver

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¡Cuánta razón tienes, Paquito! Gracias por tu comentario.
Un abrazo.

Por: Nuria Viver

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El problema no es si están bien escritas o no. Puede ser un texto fantástico, pero la fidelidad al original me parece esencial en una traducción y eso solo se logra con una traducción directa de la lengua en la que se ha escrito, a mi modo de ver.
Gracias por tu comentario, Paquito.
Un abrazo.

Por: Nuria Viver


Por: Nuria Viver

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Te recomiendo que optes por una traducción directa del ruso. Puedes leer los fragmentos anteriores y decidir cuál te gusta más. No he leído el texto completo de todas, así que no puedo decirte más.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.

Por: Nuria Viver

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Muchas gracias por tu opinión, Alejandro. De todos modos, para valorar una traducción, lo que habría que hacer es comparar con el texto en la lengua original. Si el autor utiliza palabras rimbombantes, eliminarlas sería una mala traducción.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.

Por: Mikhail Odinov

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De todas, considero como más pobre la traducción de Rafael Cansinos Assens, la cual me parece demasiado ampulosa, haciendo que el texto se lea con aplomo, sin vigor, y por lo tanto la obra sufre, perdiendo vitalidad. La de Julián Alemany Zaragoza, dotada de una prosa sencilla y clara (sin que esto la haga menos «artística» —todo lo contrario—), es la que mejor se presta a una lectura cómoda, y rápida en el mejor sentido de la palabra. Otra que se encuentra a ese nivel es la de Isabel Vicente, la cual transcribo a continuación a modo de aporte:

Traducción de Isabel Vicente, Ed. Cátedra, 1996: «No se podía perder ni un momento más. Raskólnikov extrajo del todo el hacha, la enarboló con ambas manos, apenas consciente de lo que hacía, y casi maquinalmente, apenas sin esfuerzo la descargó en la cabeza por el lado de la pala. Estaba como desfallecido; pero, en cuanto descargó el hacha, renacieron sus fuerzas.

»Como de costumbre, la vieja no llevaba nada a la cabeza. Sus escasos cabellos, rubios y entrecanos, muy untados de grasa, estaban trenzados en una coleta parecida a una cola de ratón y recogidos en la nuca bajo los restos de un peinecillo de concha. El golpe había pegado en lo alto del cráneo debido a su escasa estatura. Lanzó un grito, pero muy débil, y se desplomó de golpe, aunque todavía tuvo tiempo de levantar ambas manos hacia la cabeza. En una de ellas, tenía aún agarrada la “prenda”. Entonces Raskólnikov golpeó una vez más, y otra, siempre con la pala del hacha, siempre en lo alto del cráneo. Brotó la sangre, como de un vaso volcado, y el cuerpo cayó de espaldas. Él retrocedió, dejó que cayera del todo y enseguida se inclinó sobre su cara; ya estaba muerta. Tenía los ojos abultados, como si fueran a salírsele de las órbitas, y la frente y todo el rostro arrugados y contraídos por una convulsión.

»Raskólnikov dejó el hacha en el suelo, junto a la muerta y procurando no mancharse de sangre, se puso a rebuscar en un bolsillo del lado derecho de donde la vieja había sacado las llaves la vez anterior. Raskólnikov estaba en su sano juicio, no sentía confusión ni vértigo, pero aún le temblaban las manos. Más tarde recordaría que había puesto mucha atención y cuidado, procurando no mancharse… Enseguida sacó las llaves; como entonces, estaban en una anilla de acero, formando un manojo.»

¡Saludos!

Por: Mikhail Odinov

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Dejo también la de Fernández, que tanto mencionan. También tiene una lectura fluida, como las de Vicente y Alemany Zaragoza:

Traducción de José Fernández Z., Ed. Edaf & Ed. Juventud, : «No había que perder ni un segundo. Sacó el hacha de debajo del abrigo, la levantó con las dos manos y, sin violencia, con un movimiento casi maquinal, la dejó caer sobre la cabeza de la vieja.
Raskolnikof creyó que las fuerzas le habían abandonado para siempre, pero notó que las recuperaba después de haber dado el hachazo.
»La vieja, como de costumbre, no llevaba nada en la cabeza. Sus cabellos, grises, ralos, empapados en aceite, se agrupaban en una pequeña trenza que hacía pensar en la cola de una rata, y que un trozo de peine de asta mantenía fija en la nuca. Como era de escasa estatura, el hacha la alcanzó en la parte anterior de la cabeza. La víctima lanzó un débil grito y perdió el equilibrio. Lo único que tuvo tiempo de hacer fue sujetarse la cabeza con las manos. En una de ellas tenía aún el paquetito. Raskolnikof le dio con todas sus fuerzas dos nuevos hachazos en el mismo sitio, y la sangre manó a borbotones, como de un recipiente que se hubiera volcado. El cuerpo de la víctima se desplomó definitivamente. Raskolnikof retrocedió para dejarlo caer. Luego se inclinó sobre la cara de la vieja. Ya no vivía. Sus ojos estaban tan abiertos, que parecían a punto de salírsele de las órbitas. Su frente y todo su rostro estaban rígidos y desfigurados por las convulsiones de la agonía.
»Raskolnikof dejó el hacha en el suelo, junto al cadáver, y empezó a registrar, procurando no mancharse de sangre, el bolsillo derecho, aquel bolsillo de donde él había visto, en su última visita, que la vieja sacaba las llaves. Conservaba plenamente la lucidez; no estaba aturdido; no sentía vértigos. Más adelante recordó que en aquellos momentos había procedido con gran atención y prudencia, que incluso había sido capaz de poner sus cinco sentidos en evitar mancharse de sangre… Pronto encontró las llaves, agrupadas en aquel llavero de acero que él ya había visto.»

He quedado sorprendido con lo mal que puede sentar una traducción «a la académica», es decir, cuando son aquellas que se prestan a los adornamientos innecesarios, o que intentan reproducir el texto del idioma original de la manera más directa posible, siendo que de esta forma la lectura se hace engorrosa, ya que los fraseos entre dos idiomas son siempre distintos.
Es de notar que Dostoievski, en el ruso original, escribía de una forma muy simple, clara, y fácil de leer, ya que consideraba como el deber de la prosa mostrar claramente ante las personas reflexiones profundas acerca del comportamiento humano (hay una mención evidente de esto al principio de una obra suya, «Humillados y ofendidos»); era ésto, y no una florida exposición del dominio ortográfico y gramatical, lo que generaba el verdadero valor artístico en la literatura.
En todas sus novelas, a su vez, el relator siempre se burla de todos aquellos personajes que escriben cartas de forma demasiado ampulosa, como buscándose los calificativos de «cultos y refinados», cuando terminan por conseguir exactamente lo contrario, al menos ante los ojos de los personajes inteligentes, quienes no necesitan demostrarlo por medios tan poco originales…
La ironía, al parecer, desconoce el paso del tiempo.

Por: Nuria Viver

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Muchas gracias por tu aportación, Mikhail, muy interesante.
Un abrazo.

Por: Nuria Viver

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Muchas gracias de nuevo por enriquecer esta entrada.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, la traducción debe reflejar no solo lo que dice el original, sino también su estilo. Si el estilo del original es simple, la traducción debe ser simple; si el original es ampuloso, la traducción también; si el original es aburrido, la traducción también. Creo que esto es lo realmente difícil de la traducción literaria, encontrar el tono y el estilo del original, no caer en el error de “corregir” al autor.
Un abrazo.

Por: Mikhail Odinov

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Estoy de acuerdo contigo, Nuria.

A mi modo de ver, son dos formas de abordar una traducción. La primera intenta hacer justicia al autor; la segunda hace del traductor un «segundo autor». Creo que ambas son válidas mientras estén bien hechas, ya que tienen sus méritos: una nos permite entender la obra original como el autor quiso (y por lo tanto no darle menos o más mértios de los que merece), y la otra nos brinda algo nuevo, que si está bien logrado, se transforma en un magnífico aporte a la literatura, y el lector ávido a la investigación literaria tarde o temprano descubrirá que ha sido el traductor a quien debe procurarle las ínfulas.

Dejo como ejemplo «Memorias del subsuelo», traducido por Mariano Orta Manzano, que a partir de ciertas libertades —muy inteligentes— que decidió tomar, consiguió hacer de la traducción un texto superior al original debido al ritmo vertiginoso que cobró su versión.


Por: Ayleen (@SrtaLugosi)

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Te felicito por esta entrada. Justo estoy buscando una traducción de Crimen y Castigo que me guste, y creo que me decantaré por la de Julián Alemany Zaragoza o la de Sergio Hernández-Ranera, que me parecen menos pretenciosas que las de Assens, y hacen más placentera la lectura de este clásico.
Desde ya, me tienes como lectora de tu blog :D

Por: Nuria Viver

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Me alegro de haberte sido útil y te agradezco mucho tu comentario. ¡Buena lectura!
Un abrazo.

Por: Andrés

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Hola, ¿Qué les parecen las traducciones que Alianza ha sacado para su colección de bolsillo?
Tengo pensado comprar Los Demonios de esa colección, con traducción de Juan López-Morillas ¿Alguien que la conozca y me pueda compartir su opinión?

Saludos!

Por: Mikhail Odinov

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Andrés, conozco tres traductores de «Los demonios»:

1. Carlos de Arce, Ed. Bruguera: si bien no se trata de una traducción pobre como las de Rafael Cansinos Assens, realmente no se trata de un esfuerzo memorable; si bien la prosa no es pretensiosa, es demasiado simple y carente de fuerza. Leí un pliego entero y encontré varios fraseos, modismos y palabras que no me convencieron, por lo que decidí probar con la traducción a seguir.

2. «Desconocido», Ed. Libertador: no figura el nombre del traductor, pero es decididamente mejor que la de Carlos de Arce. Me encuentro leyendo esta traducción actualmente, y puedo recomendarla.

3. Juan López-Morillas, Ed. Alianza: solo pude hojear las primeras páginas sin poder notar mucha diferencia con la versión de Ed. Libertador; aún así, no puedo decir que me hice de un juicio completo, lamentablemente, por lo que puede ser un tanto mejor —o peor—. Sí leí la traducción de López-Morillas de «El doble», y la recomiendo por sobre la de Julio C. Acerete, quien es el traductor estándar, por así decirlo, de Dostoievski.

Saludos, y espero que se de ayuda.

Por: Federico Duran

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Siendo así, cuál sería la mejor edición a adquirir en cuanto a riqueza textual y disfrute de la lectura, además (claro está) de la coherencia y cohesión textual, cuál recomendarías tú? He leído que la edición de Cátedra suelen usarla en las universidades.

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